martes, 6 de mayo de 2014

CIU y ERC, el desenlace de la unión antinatura

A 3 días del inicio de la campaña electoral, las huestes de CIU empiezan a dar los primeros empujones para ocupar un espacio lo más cómodo posible en el tren de las europeas. Difícil misión para los asesores de campaña. Atados por un acuerdo de gobierno con ERC, tienen ya suficientes evidencias de que una campaña enfocada en el proceso soberanista equivale a pedir el voto para sus socios.

Los de CIU necesitan marcar perfil propio sin abandonar la estela del proceso independentista. Una posición que deben aguantar como mínimo hasta que se cierren todas las puertas legales y puedan presentar a los ciudadanos el portazo recibido. A estas alturas ya no se pueden bajar del caballo, muy pocos se lo perdonarían. Necesitan una buena razón para ello.

Ganar a ERC en las elecciones europeas y continuar liderando el proceso independentista son 2 caras de la misma moneda. Una de las razones que llevó a Artur Mas a rechazar la presentación de una candidatura conjunta con ERC para las Europeas fue la pérdida de control sobre el proceso, pero si CIU no consigue mantener su mayoría, se van a encontrar en una situación todavía peor.

Ramon Tremosa, candidato de CIU a las Europeas, calentó motores ayer en una rueda de prensa mencionando los 40.000 millones de deuda heredada del gobierno del Tripartit. De esto informa el diario digital Ara.cat, y también que fuentes de CIU les han dicho que tienen la intención de alertar a los ciudadanos de la conveniencia de su victoria para el buen desarrollo del proceso independentista.

Por su parte ERC enfrenta la campaña sin tener que desviarse un ápice de sus posiciones históricas. Son conscientes de que no pueden ahogar a CIU ni perderse en enfrentamientos estériles con ellos. Continuarán en su papel de avalistas del proceso, e intentarán responder en el plano ideológico sin tocar las cosas de comer. Pero tendrán que aguantar carros y carretas, porque a CIU no le queda otra que pegar en el hígado.


CIU no tiene nada que perder en la batalla por los votos independentistas, porque no son suyos, los tiene que robar del campo de ERC. Y la única forma de hacerlo es presentarse como la única opción sensata y viable para liderar la independencia, descalificando a ERC. En esta espiral de reproches habría otra salida honrosa para CIU, alternativa al portazo, que puede darse si ambas formaciones empiezan a acusarse de boicotear el proceso. Esto ocurrirá con mayor probabilidad si CIU se pega un castañazo en las europeas. Artur Mas quedaría como un hombre de paja del frente soberanista, y en su formación empezarían los movimientos de desestabilización para acabar con él y con el pacto con Esquerra.

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