martes, 7 de octubre de 2014

Salida por el callejón, la inminente ruptura de CIU y ERC

El cuatripartito que ha llevado al paroxismo la quimera de un referéndum para arrebatar la soberanía a todos los españoles está a punto de romper su unidad. Los intereses partidistas de los principales partidos, ERC y CIU, son cada día más divergentes, y apenas falta una semana para que sea materialmente imposible celebrar la consulta.

Si Artur Mas hubiera querido que los catalanes votaran por la independencia de Cataluña lo hubiera podido hacer, no tenía más que convocar elecciones para el 9N. Pero él, que había analizado el calendario con mucha antelación, y que conocía los plazos para hacerlo posible, decidió  que iba a aprobar la ley de consultas sin tiempo material para convocarlas. Tanto deseo por votar y no tuvo bemoles, lo cual desconcierta bastante.

Aún siendo ilegal la convocatoria de elecciones con carácter plebiscitario, podría haberse adornado en una convocatoria de doble sentido dando enorme gozo al narcisismo nacionalista. Todos le hubieran seguido el cuento, ufanos de sentirse más listos, más astutos. En un contexto así, vistiendo el plebiscito de legalidad, el terreno para el Tribunal Constitucional hubiera sido pantanoso. Suspender una consulta no es lo mismo que suspender unas elecciones.

Alguno podría decir que siempre hay tiempo para unas plebiscitarias, que no hay por qué gastar la bala tan pronto, que ahora tocaba la consulta. ¿Pero qué consulta?, ¿y por qué tanta declaración soberbia diciendo que habrá consulta?, ¿y por qué tanto tiempo perdido con la consulta para no asegurar la votación?.

Está clarísimo que ERC no le va a seguir el juego a CIU si no hay consulta. O hay consulta, o hay elecciones anticipadas, para ellos no hay más, todas las encuestas les son favorables, están tocando el cetro con las yemas de los dedos. Y además las bases lo van a reclamar, quedarán bien y todo.

Según Francesc Homs, el día 15 de octubre es la fecha límite para reactivar los preparativos de la consulta a tiempo de celebrarla. Superado ese punto, tardarán milisegundos en tirarse los trastos a la cabeza unos a otros. Ahora están en la construcción de un argumento para la ruptura, del relato que van a presentar a la sociedad.

¿Qué pasaba por la cabeza de Artur Mas y sus asesores?. ¿No hay más?, ¿esto es todo?.

Si CIU pierde las próximas elecciones, de su cúpula actual no va a quedar ni el apuntador. ERC no va a tomar el poder y convocar elecciones plebiscitarias de inmediato, no no, van a querer gobernar, aunque sea con famélicos pactos de legislatura. El independentismo sentirá cobrada la pieza, porque habrá llegado al gobierno, y CIU no tendrá ningún estímulo electoral para ayudarle en su camino. Las plumas convergentes echarán humo en las columnas de opinión, la parábola del tonto útil será lo más dulce que tengan que leer.

Todavía está a tiempo Artur Mas de dar un golpe de efecto y convocar elecciones plebiscitarias. Si quiere servir al independentismo es lo mejor que puede hacer, ¿lo hará?.





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